La prioridad de la oración I
El puritano Samuel Chadwick dice que Satanás solo le tiene pavor a la oración. Las actividades se pueden multiplicar hasta el punto en que la oración no tenga lugar, y las organizaciones crecen hasta no dejar sitio para ella. La única preocupación del diablo es impedir que los santos oren. Él no le teme a los estudios bíblicos en los que no se ora, ni a las obras en las que no cabe la oración, ni a la religión sin ruego. Él se ríe de nuestros esfuerzos y se burla de nuestra sabiduría, pero tiembla cuando oramos.
A la Iglesia se le ha dado la misión de la oración corporativa y el pastor, como aquel que pastorea a un rebaño, debe guiar al pueblo de Dios en la responsabilidad que le ha sido encomendada. Debemos convertir la oración corporativa en la prioridad de la Iglesia, de forma que esta cumpla con sus deberes en relación con su Maestro y Señor Jesucristo.
Consideremos algunas de las razones por las que la Iglesia se reunía para orar en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Recepción del don del apostolado:
En el capítulo uno vemos que la primera razón era para reconocer y recibir los dones del liderazgo que les llegaba de manos del Cristo exaltado. Vemos la recepción del don del apostolado en Hechos capítulo uno versículo catorce.
Todos éstos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de Él.
Durante diez días, la Iglesia perseveró en la oración, esperando que el Espíritu les ministrara, y fue después de este tiempo extenso de oración que se llenó el puesto de apóstol [dejado por Judas]. En el versículo veinticuatro leemos lo que oraron y dijeron,
Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has escogido para ocupar este ministerio y apostolado, del cual Judas se desvió para irse al lugar que le correspondía.
Fueron dirigidos a obedecer la Palabra de Dios a la hora de sustituir a Judas en el apostolado. Oraron. Recibieron dirección y eligieron a Matías según la provisión de Dios.
Institución del ministerio del diaconato:
En Hechos capítulo seis vemos la institución del ministerio del diaconato y el de un líder: el liderazgo que nace en el contexto de la oración. Y en Hechos seis, versículo seis, después de elegir a esos hombres, una vez más cualificados según las Escrituras, capacitados por el Espíritu para tener las cualidades especificadas en la Biblia y reconocidas por el pueblo [de Dios], versículo 6,
…los… presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos.
Como en Hechos capítulo uno, los apóstoles establecieron las cualificaciones necesarias que vemos en el versículo tres de dicho capítulo. La congregación estaba implicada en la responsabilidad de reconocer y escoger a los hombres cualificados según el versículo cinco. Luego, la congregación junto con los líderes oraron unánimes y recibieron los dones de los diáconos.
La función de anciano:
En Hechos capítulo catorce, tenemos lo mismo con respecto a la función de anciano. En Hechos catorce, versículo veintitrés Pablo ha vuelto a Listria, Listra, Iconio y Antioquía. Ha animado a los discípulos y en conjunto con este ministerio, versículo veintitrés,
Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
¿Cuál era el contenido de su oración? No se nos dice. Se nos dice simplemente que los encomendaron al Señor.
Ahora bien; en el versículo diecinueve vemos que esa iglesia se veía inmersa en una situación de oposición y persecución. Pablo había sido apedreado. Se veían inmersos en la tribulación. Es lo que Pablo les había predicado en el versículo veintidós: entraremos en el reino por medio de la tribulación. Así pues, en esta ocasión, encomendar estos hombres al Dios en el que creían implicaba confiarlos a la protección del Señor, pidiendo a Dios que los cuidara y los usara.
En Hechos capítulo veinte se da la ocasión en la que el Apóstol habla a los ancianos de Éfeso que vienen a Mileto para encontrarse con él y vemos el mandamiento que les da en el versículo veintiocho. El les dice,
Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre. Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos. Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas. Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificaros y daros la herencia entre todos los santificados.
De modo que tenemos la petición del Apóstol. Encomienda a los ancianos al Señor como lo hizo anteriormente en Hechos catorce.
Observe el versículo treinta y seis:
Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos.
Por ello, no podemos más que asumir que la oración consistía en llevar a cabo lo que había predicado, lo que les había encomendado, pidiendo por su protección; rogando que la gracia les fuese concedida para que pudiesen cuidarse de ellos mismos y velar por el rebaño; que fuesen conscientes de las estratagemas del maligno que pudieran surgir aun de entre ellos mismos; en resumen, encomendarles a la gracia de Dios de modo que pudieran ser edificados. Creo que estas cosas fueron las que Pablo oró con respecto al ministerio de los ancianos.
La Iglesia no solo oró para que los líderes fuesen reconocidos y recibidos sino que, en segundo lugar, pidió protección contra la oposición.
Volviendo al libro de los Hechos capítulo doce, leemos desde el versículo uno al cinco.
Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos que pertenecían a la iglesia para maltratarlos. E hizo matar a espada a Jacobo, el hermano de Juan. Y viendo que esto agradaba a los judíos, hizo arrestar también a Pedro. Esto sucedió durante los días de los panes sin levadura. Y habiéndolo tomado preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro piquetes de soldados para que lo guardaran, con la intención de llevarlo ante el pueblo después de la Pascua.
Vemos que Pedro fue encarcelado, pero la Iglesia de Dios oraba fervientemente por él. Aquí tenemos, pues, una circunstancia de oposición y persecución; el liderazgo de la Iglesia se ve atacado. Santiago había sido martirizado. Pedro está en prisión y la Iglesia hace una petición, empieza a serigrafiar camisetas con el eslogan de “¡liberad a Pedro!” y emprende una marcha alrededor de la cárcel con pancartas y gritos de protesta. ¡No, no! La Iglesia comienza a orar. La Iglesia se pone a orar y, como resultado, leemos que Pedro fue liberado de la prisión por medio de un ángel.
Luego, en el versículo doce, dándose cuenta de que había sido liberado, se dirigió a casa de María, la madre de Juan también conocido como Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. La Iglesia está reunida para celebrar un culto de oración.
Ahora bien, ¿por qué oraban? Una vez más, Lucas no nos lo dice específicamente, ¿pero cuál era el motivo de esas oraciones? Sus enemigos les habían atacado. Santiago había sido decapitado. Pedro está en la cárcel. ¿Qué podían estar orando?
Su Maestro les había dicho:
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos […] (Mt. 5:44-45).
Lucas no nos lo dice pero creo que tenemos suficientes razones para esperar, y pensar, que estaban orando por sus enemigos y que Dios oyó sus oraciones y liberó a Pedro de la cárcel.
Esa oración por los enemigos se ve en el primer martirio, el de Esteban, en Hechos capítulo siete y versículo sesenta; mientras le apedreaban hasta la muerte se nos dice que él oraba diciendo:
Señor, no les tomes en cuenta este pecado.
Oraron para reconocer y recibir líderes; pidieron protección de sus enemigos y para sus enemigos. En tercer lugar, la Iglesia se reunió para orar por la proclamación del Evangelio. En Hechos capítulo cuatro vemos que el Evangelio se estaba predicando en medio de una intensa oposición y, en medio de esa persecución, la Iglesia creció. La oposición y la persecución se convirtieron en el entorno de la oración corporativa.
En el capítulo cuatro de Hechos, leemos desde el versículo veintitrés,
Cuando quedaron en libertad
Aquí se está refiriendo a Juan y a Pedro con el Sanedrín.
…fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor, tú eres el que HICISTE EL CIELO Y LA TIERRA, EL MAR Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY, el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste:
¿POR QUE SE ENFURECIERON LOS GENTILES,
Y LOS PUEBLOS TRAMARON COSAS VANAS?SE PRESENTARON LOS REYES DE LA TIERRA,
Y LOS GOBERNANTES SE JUNTARON A UNA
CONTRA EL SEÑOR Y CONTRA SU CRISTO.Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús.
Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.
¿Os acordáis que Juan y Pedro habían sido llevados ante el Sanedrín a causa de la prioridad de predicar? Habían decidido predicar y se les dijo que no lo hicieran; pero ellos siguieron haciéndolo. Después de azotarlos fueron liberados y continuaron predicando, y fueron a la Iglesia y esta siguió y decidió perseverar en la oración.
En el versículo veinticuatro se dirigen a Dios como Creador suyo, citando las palabras del Salmo 146, versículo seis. Observad, hermanos, cómo este ejemplo de oración nos enseña la forma en la que deberíamos orar. Deberíamos orar nuestra Biblia.
Deberíamos utilizar nuestra Biblia como contenido y sustancia de nuestra oración. Ellos oraron las palabras del Salmo 146 versículo seis. Luego, desde el versículo veinticinco al veintiocho, oraron las palabras del Salmo 2. Este salmo es una profecía mesiánica que vio su cumplimiento en la crucifixión de Jesucristo.
Lo que hacen es buscar el lugar puntual de su Biblia en el que se encuentran. Buscan su lugar exacto en la historia de la redención; en su relación con Cristo; en relación con la obra de Dios y su plan de redención. Se sitúan en las Escrituras. Toman las Escrituras y las convierten en el contenido de sus oraciones. Confían en que están orando según la voluntad de Dios porque están orando la Palabra de Dios.
Oran situando el lugar puntual en el que se encuentran dentro de la Palabra de Dios. No se limitan a venir y derramar sus emociones sin forma, sin estructura y sin dirección de la Palabra de Dios. Oran según su situación en particular, versículos veintinueve y treinta.
Piden protección y valor para no descuidar la prioridad de la predicación, ese llamamiento que han recibido de Dios como iglesia; y para que sus portavoces, en particular, sean capacitados para hablar la Palabra de Dios. En el versículo treinta y uno eso es precisamente lo que hacen con valentía, coraje y con el poder y la manifestación del espíritu. Se reunieron para orar por la proclamación del Evangelio.
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