Regocijarse al estílo bíblico (Sal. 119:14)
Me he regocijado en el camino de tus testimonios
Más que de toda riqueza (Sal. 119:14).
Todos amamos ciertas cosas y odiamos otras, y nuestro estado de ánimo varía en base a la interacción que tengamos con ellas. El mero recuerdo de estas cosas es suficiente para elevar o deprimir nuestro ánimo. Meditar en cosas que desdeñamos o menospreciamos obra en contra de nuestra felicidad, mientras que ponderar nuestras cosas favoritas nos produce placer. ¿Recuerde a María cuando cantaba “Mis cosas favoritas” en “Sonrisas y Lágrimas”? Las mismas cosas que enfurecen a una persona pueden agradarle a otra, y viceversa. Todo depende de la manera en la que cada uno valore lo bueno y lo malo, lo hermoso o lo feo, lo valioso y lo que no vale nada, lo útil y lo perjudicial. Cuando los objetos provocadores son cosas de la esfera espiritual y moral, nuestro carácter espiritual y moral más íntimo queda revelado por nuestra respuesta hacia ellas.
Aquí, el salmista da testimonio de lo que le hacía más feliz y, por deducción, lo que también debería despertar nuestro entusiasmo.
Los verdaderos creyentes se regocijan al estilo bíblico
PARALELO ENTRE LAS COSAS TERRENALES Y LAS ESPIRITUALES
En primer lugar, observe la comparación entre el objeto del gozo del salmista y el de los demás. “Tus testimonios” es una referencia a la Palabra de Dios, que son las Santas Escrituras, como aclara perfectamente el término hebreo y el contexto en este pasaje. Aun así, no es solo la Palabra sino el “camino” de la Palabra de Dios lo que estimula la respuesta positiva del alma del salmista. El término “camino” se usa aquí de forma figurativa y significa una forma de vida, un estilo de vida, una conducta habitual. En el Nuevo Testamento, la LXX utiliza una palabra griega cuyo significado es una conducta de acuerdo con los principios y las prácticas cristianas: el estilo de vida cristiano. En el siglo primero los cristianos eran identificados, por amigos y enemigos, como gente que manifestaba una forma de vida característica, regulada por el ejemplo y las enseñanzas de Jesús (Hechos 9:2; cf. Juan 14:6). Esto se conocía como “el camino estrecho” que pocos encontraban y que conducía a la vida eterna (Mt. 7:14). Por consiguiente, hay alguna justificación para esta traducción: “Me regocijo en el estilo de vida prescrito en tus normas” (NET [New English Translation])
Con el fin de transmitir un concepto de la realidad y un intenso grado de su gozo, incluso a los no creyentes que lean su testimonio, el salmista establece una comparación con un objeto que cause gozo a todo tipo de persona, no solo los que son reverentes: la riqueza o la abundancia mundana. “Todas las riquezas” significa todos los tipos de riqueza, no la totalidad absoluta de la riqueza que existe y que otros se queden sin nada. En nuestra cultura el salmista está describiendo la alegría que la mayoría sentiría si consiguieran el gordo de la lotería de 50 millones de dólares.
UN PARALELO ENTRE EL DELEITE DE LO TERRENAL Y LO ESPIRITUAL
La traducción de la AV es muy literal y precisa; “más que” está escrito en cursiva para indicar que no hay equivalente ni palabras que correspondan a esto en el texto hebreo, sino que los traductores lo han añadido para ayudar a que los lectores ingleses aprecien mejor el sentido del texto original. El salmista quiere decir que mi gozo, al estilo de la Palabra de Dios, es tan real e inmenso como el júbilo y deleite de cualquier pecador que consiga uno de los bienes terrenales de este mundo. Su alegría era genuina, y hacía que su corazón se elevara y su rostro estuviera radiante (Sal. 119:77, 111, 162). Ningún buscador de oro se sintió nunca tan feliz con sus pepitas de oro como aquel que busca la riqueza escondida en las Escrituras” (Believers’s Bible Commentary [Comentario de la Biblia del Creyente]). A los no creyentes les resulta difícil de aceptar que alguien se pueda sentir así, pero multitudes de entre el pueblo de Dios confiesan esa misma experiencia de deleite. “¡Gustad y ved que es bueno Jehová!”
Sin embargo, el salmista no está diciendo que su deleite y placer por el camino divino sea igual al que le proporciona la riqueza del mundo. “El salmista se ha deleitado más en las doctrinas de la Palabra de Dios que en los dólares de este mundo” (KJV Bible Commentary [Comentario sobre la Biblia KJV]). En otros lugares testifica de la incomparable felicidad que las cosas espirituales producen en su corazón (Sal. 119:72, 127; cf. Sal.19:10). Jeremías, profeta de Dios, se refirió a la palabra de Dios como “el gozo y alegría de mi corazón” (Jer. 15:16), repitiendo las palabras para darles un énfasis más intenso.
¿Qué es pues eso tan grandioso en el camino de los testimonios de Dios que provoca una alegría tan abrumadora? Juan Gill lo explica muy bien al destacar la plenitud de estas cosas en el Nuevo Testamento:
Las Escrituras nos dirigen hacia un camino que testifica de Dios y de Cristo; el camino principal es el propio Cristo, el único camino de vida y salvación. Los creyentes andan por este camino y siguen regocijándose en Su persona, en Su servicio, gracia, justicia y salvación. Los caminos menores que indican las Escrituras son los del deber y los caminos de las normas. En éstos, las almas verdaderamente llenas de gracia hallan mucha paz, placer y delicia; tanto como en todas las riquezas, o “más que todas las riquezas”. El gozo que el creyente halla en los caminos del Señor es superior al que cualquier hombre natural o mundano pueda sentir en su riqueza, sea del tipo que sea, por muy grandiosa que sea. ¡Sí! El creyente encuentra una riqueza así en los caminos de Dios, y para él son mucho más preferibles que las riquezas de este mundo. Encuentran a Cristo, la piedra de gran precio, y sus impenetrables riquezas: la de la gracia y la de la gloria, e incluso la propia palabra de Dios. Esos testimonios acerca de Él son mucho más deseables que el oro y la plata y proporcionan mucho más placer que el aumento del trigo y el vino.
El camino bíblico es el camino de Cristo, y Él es el objeto supremo de nuestro amor y aprobación; es la gran delicia de nuestras almas. Esta es la razón por la que impulsa una respuesta gozosa semejante en el corazón del creyente cristiano.
APLICACIÓN
¿Por qué era el salmista tan propenso a hacer público su testimonio espiritual? “El profeta no hace alarde de sus virtudes, sino que es un ejemplo para que otros sigan la palabra de Dios y se aparten de las vanidades mundanas” (1599 notas de la Biblia de Ginebra). No es cuestión de orgullo, sino algo magnánimo; por ese motivo, testifica así en lugar de permanecer a solas y disfrutar del tesoro espiritual.
Podemos aplicar esto al menos de dos formas. Primero, ¿resuena esto en nuestros corazones? ¿Podemos identificarnos con la forma en la que se siente, y por las mismas razones? Admitimos fácilmente que existen varios grados de espiritualidad entre los verdaderos cristianos, pero donde no hay espiritualidad bíblica no existe vida espiritual: aquel que dice creer es un mero hipócrita. Cada cristiano puede comprender el testimonio de David, al menos en parte, y podemos muy bien orar y esforzarnos por alcanzar una mayor comunión con Su espíritu celestial.
En segundo lugar, ¿llevamos el mismo tipo de testimonio a otros, para convicción de los incrédulos y exhortación a los hermanos? El verdadero evangelismo no es un programa rutinario de la iglesia, sino el desbordamiento de una vida devota tanto de palabra como de actos físicos de alabanza a Cristo (Sal. 51:12-13). Evangelizamos verdaderamente cuando le hablamos a otros de Su grandeza y Su bondad, y luego demostramos la forma bíblica del amor cristiano en las cosas que hacemos rectamente por amor. Por estos mismos medios debemos reforzar y confirmar a los creyentes de nuestra iglesia.
¿Se está regocijando en la forma bíblica, y está hablando de ello con los demás? Este es el estilo de vida característico de los cristianos verdaderos; es el tema más importante en el que debemos destacar para la gloria de Dios, en la edificación de la iglesia y la redención del mundo. Amén.
© Derechos reservados