Ponderando los preceptos de Dios (Sal. 119:15)
En tus mandamientos meditaré;
Consideraré tus caminos (Sal. 119:15).
La devoción bíblica incluye una vida de reverente contemplación o meditación, con la atención fijada sobre las palabras exactas de las Escrituras. Dios le llama para esto, cualquiera que sea su inteligencia, su personalidad o sus circunstancias particulares.
Algunas comunidades como los pobres urbanos o los pobres sureños tienden, por lo general, a desdeñar la importancia de la educación. La fuerte presión social obra contra los individuos que se convertirían en buenos estudiantes, alcanzarían notas altas, irían a la universidad y conseguirían títulos superiores; esta desaprobación general desalienta a muchos a la hora de romper con los moldes de sus comunidades.
¿Podría ocurrir que dentro de algunos círculos cristianos la meditación solo consiga un asentimiento con la cabeza, a regañadientes, considerándola un deber bíblico pero generalmente despreciándola como si fuera casi una pérdida de tiempo? “Según la A. C. Nielson Co., el americano medio ve más de cuatro horas de televisión cada día (es decir, 28 horas a la semana, o dos meses ininterrumpidos viendo la televisión por año). Una persona de 65 años habría pasado 9 años pegado a la pantalla.”1 Yo creo que esas estadísticas no son tan diferentes en nuestras familias. Rara vez se expresa una gran preocupación a este respecto, pero ¿qué pensaría usted si se encontrara con una señora que le dijera que se pasa cuatro horas al día estudiando y meditando en la Biblia? Sin duda, muchos pensarían (si es que no lo dicen en voz alta) “¡tendrá bien pocas tareas que hacer!” Sin embargo, a la luz de la enseñanza bíblica, deberíamos más bien admirar este tipo de disciplina espiritual si va unida a la fidelidad en las demás responsabilidades. Sal. 119:15 nos enseña que
Los cristianos deberían meditar en la Palabra de Dios en obediencia
LA MEDITACIÓN NECESITA UN FIRME PROPÓSITO, Y MUCHA ORACIÓN
El salmista ha estado testificando a Dios, con devoción, acerca de su pasado. “Con todo mi corazón te he buscado” (119:10). “En mi corazón he guardado tus dichos” (119:11). “Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca” (119:13). “Me he gozado en el camino de tus testimonios” (119:14). Ahora tenemos un cambio: pasamos del testimonio acerca del pasado a la expresión de un propósito para el futuro. “En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos” (119:15). “Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras” (119:16). El término hebreo para “meditaré” es un modo gramatical que expresa “súplica, insistencia, auto estímulo, deseo, anhelo, intención, mandamiento, propósito o consecuencia.”2 La meditación es su intención deliberada, basada en Sus principios y declarada formalmente al Señor en oración.
¿Está usted dispuesto a orar de esta manera? Muchos que profesan ser cristianos, al oír mi llamamiento, no lo dudarían: no me harían ningún caso. Otros muchos pronunciarían las palabras sin sentirlas y seguirían desatendiendo la meditación como antes. ¿Es esta la forma de responder a la Palabra de Dios? ¿Cómo puede alguien pensar que es un creyente si trata nuestro texto con tal desprecio?
LA MEDITACIÓN REQUIERE UNA ATENCIÓN CONCENTRADA Y CONSTANTE
Meditar significa “concentrar nuestros pensamientos en algo”3 El original también significa aquí “ponderar y así darle una seria consideración a la información”4 Conlleva la idea de repasar algo en la mente varias veces (aquí se trata de la reflexión silenciosa sobre los preceptos de Dios, Sus estatutos o Sus mandamientos.5
La segunda línea del pareado de este salmo parece ser, esencialmente, una reiteración de la primera, y yo la interpretaría de esa manera. El verbo hebreo es gráfico y significa literalmente “mirar fijamente”; por extensión figurativa su sentido es “considerar, prestar atención a.”6 Significa “pensar sobre un objeto, con la implicación de una respuesta adecuada y atenta.”7 Se utiliza en Sal. 10:14 con respecto a Dios, “Tú lo has visto; porque miras (la misma palabra) el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano: A ti se acoge el desvalido; tú eres el amparo del huérfano.” La palabra, en ambos contextos, no se refiere a echar un vistazo, sino a dedicarle un serio interés a la situación con el propósito de hacer algo al respecto.
El objeto de la atención del salmista, en la segunda línea, son los caminos de Dios. Algunos lo toman como que el salmista está confirmando su atenta consideración en cuanto a lo que Dios hace (p. ej. “y centrarme en tu conducta,” Biblia NET). Los caminos que Dios prescribe para el salmista (cf. 119:15ª, 16) son más coherentes con este contexto. Se les denomina “los caminos de Dios” porque son expresiones de Su voluntad contrarias a nuestros caminos, necios y pecaminosos por naturaleza (cf. Is. 53:6; cf. Gn. 18:19; Ju. 2:22; Jb. 23:11; Sal.18:21; Os. 14:9).
Por consiguiente, vemos que el salmista esta prometiendo a Dios que prestará una atención constante y concentrada en Su Palabra. En particular, considerará atentamente las partes que contengan instrucciones y mandamientos para descubrir los caminos de la sabiduría y la justicia con la deliberada intención de ponerlos en práctica.
¡DESDE LUEGO, ESTO ES PARA USTED!
Incluso los cristianos, que pasan diariamente un tiempo disciplinado leyendo la Palabra, necesitan esta exhortación y este recordatorio. No se trata de ir señalando la tarea del día siguiente en el calendario de lectura de nuestra Biblia. Una vez oí a un profesor de seminario que se refería a esto como “lamer la Biblia”, y desde entonces me he sentido culpable. Debemos meternos en las Escrituras para conocer a Dios de una manera más precisa, profundizar nuestra comunión con Él y detectar, de una manera más perfecta, la forma de agradarle por la forma en que llevamos nuestra vida. ¿Hay algún pecado que debo abandonar, o algún mandamiento por obedecer?
¿Recuerda, en Josué 1:8, como se asocia estrechamente la meditación con la obediencia? Aquí ocurre lo mismo.
La meditación no es almacenar las nociones en la cabeza, sino más bien mejorar el corazón. Meditamos acerca de amar y temer a Dios; poder aborrecer el pecado; evitar el infierno y poder conseguir el cielo. Aun así el fin es práctico, instarnos a una mayor diligencia y atención en la vida celestial.8
No hay un ejercicio espiritual más beneficioso para el alma que el de la meditación sincera. ¿Por qué somos, muchos de nosotros, tan sumamente negligentes a este respecto? Digno de observación es que la parte de la palabra de Dios, que incluía los mandamientos, fuese el tema especial de la meditación de David. Esto no es de extrañar ya que en su cabeza seguía dando vueltas la pregunta acerca de cómo podía el joven limpiar su camino. La santidad práctica es vital.9
Hermanos, estas cosas no son difíciles de comprender. Nos quedamos rezagados en ellas solo porque sigue habiendo dureza en nuestro corazón hacia Dios, y lujuria hacia este mundo y sus cosas. Es posible que, sin darnos cuenta, hayamos estado sometidos a presión por parte de otros incluso en la iglesia, por no prestar una atención seria, diaria y constante a las Escrituras a favor de otras cosas que nos distraen del bienestar de nuestras almas.
Entonces, ¿qué hará usted con todo esto? ¿Responderá usted como un cristiano sincero, arrepintiéndose de su pecado y abrazando su deber? ¿Prometerá usted al Señor que meditará de forma más consistente en Su palabra, con el propósito de obedecer Sus mandamientos? ¿Escogerá usted, por ejemplo, abrir su Biblia en un rincón tranquilo durante un momento en vez de encender la televisión? Piensa solamente en cuánto beneficio espiritual sacaríamos si, en vez de estar nueve años delante de ese brillante rectángulo, a la edad de 65 años pudiésemos mirar hacia atrás (si no los tiene ya) y saber que hemos pasado nueve años contemplando la gloria radiante de Dios en Su Palabra, preparándonos para la beatífica visión en el cielo. Si usted no suele prestar ninguna atención a la meditación no puede pretender comenzar a tan alto nivel. Intente empezar con quince minutos cada día y, si es usted realmente salvo, irá disfrutando de ello y querrá alargar más ese momento.
Ya lo sé; ese tipo de devoción a la meditación es solo para fanáticos como David, el gran rey de Israel, por ejemplo (eso por no mencionar a Moisés, Josué, Pablo y Pedro…); no es para miembros corrientes de la iglesia ni para los pecadores de este mundo.
¿A qué grupo querría pertenecer en el día del Juicio?
Notas:
1. http://www.csun.edu/science/health/docs/tv&health.html #tv_stats
2. La Biblia NET tiene la siguiente anotación: “modo exhortativo”
3. Diccionario Merriam-Webster’s Collegiate.
4. Diccionario de las lenguas bíblicas (DBL [DLB]) # 8488.
5. TWOT #2255, #1802e.
6. Enhanced Strong’s [Strong mejorado] #5027
7. Diccionario de las lenguas bíblicas (DLB) #5564.
8. Manton, Works [Obras] VI. 144
9. Spurgeon, Treasury of David [Tesorería de David]
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